1. Michelle Grimald. Descanse en paz.

    Hace muy poquitos días nos ha dejado nuestro socio senior, francés de nacimiento y español por adopción, Michelle. Se lo ha llevado el maldito cáncer. Todavía intentando reponerme me ha parecido correcto hablaros un poquito de un compañero del billar. Y me lo parece porque no es un caso habitual. Michelle decidió tomar clases de billar con el que escribe a la edad de.....67 años!.

    Deciros que yo estaba tan ilusionado como él. Un alumno que no sabe nada y que disfrutaba como un niño de cada mínimo avance y de cada pequeño detalle. Un niño grande. Amable, educado, inteligente y con más kilómetros de experiencia que Willy Fog.

    Deportista nato. Tenis, golf, vela, windsufer, rugby.  Melómano, cariñoso, encantador. Y la oportunidad de lo que siempre quiso hecer y no pudo, aprender un poco o un mucho de billar, se presentó el que iba a ser su último año de vida. Sabía mil datos; conocía jugadores; tenía libros de los años sesenta. Diseccionaba cada consejo con un bisturí. Los pies, las manos, la cabeza, como dar tiza o limpiar una bola. No daba crédito cuando veía la ligazón entre un consejo y su resultado. Estallaba en alegrías, sorpresa y gratitud.

    Entre su complicado español y mi ridículo francés, nuestras conversaciones eran dignas de ser grabadas por ininteligibles para cualquier tercero que estuviese pegando oreja. Llegamos a cuasi-inventar un lenguaje por signos ad hoc para el billar. Nos reímos como pocos.

    Y no os cuento nada más. Solo me queda enviarle un beso enorme a su pareja, Begoña, que tuvo el valor de venir a comunicar, sin conocerme, la puta noticia. Lo hizo con lágrimas, las que me cayeron a mí al quedarme solo. Siempre tendrá una cerveza fría y una sonrisa a nuestro lado.

    Adios, Michelle.